Huele

a

muerto.

grite

mi culpa


avispa vigilante, latente

te la regalo desde aquí
sentada, celosa,
multiplicala;
pródigo

entre mis manos
tu harina cernida
(La recogí atrás de entre tus uñas)

Cerbero furioso
resguárdame
yo soy
tu Hades

A MI

solo

ME FALTO

volar

la sosobra
de no saber
si de tripas corazón
o de pata de perro

lo febril de ver
las alimañas tragarse
la pata de un poeta
o devorándose
las ideas inconclusas
de una receta de cocina
abandonada sobre las tazas

serena
espero leer(te, té)
donde el alba
donde las peras

y te exijo
te arrepientas
sobre mi pecho
te derrames
por no ser
como siempre
quiero que seas

¿Recuerdas los charcos pequeños a un lado de aquella avenida ruidosa, en la cual
brincamos y brincamos por horas con nuestras botas viejas de cuero azul?

Ya es verano y desaparecieron los charcos,
esa avenida ruidosa ahora fue reemplazada por una calle que solo corre de derecha a izquierda

y nuestras botas viejas fueron teñidas de rojo.

Lo unico que no ha cambiado es lo que tengo que decirte hoy.

aquel roce
( que por mucho no fue nada)
la lluvia
cucarachas

la rutina
trabajo
las botas lustradas
el parche adherido
cuatro puntadas
el verbo, adjetivo
los artículos reiterativos


aún

extraño la nada

caigo
la pluma que arrojas
es la que detengo
entre todos los dedos

balance

equilibrista
la nada-el todo
y los demás
viceversas

a lo lejos
luz
(como un pequeño hilo
del cual prenderse
de los dientes
fuerte, fuerte)


del vientre incendiado
nace la metáfora
lo nuevo
lo raro
el cocodrilo
que mama
que ruge
que traga


en la cama

un fauno