Manifiesto
Las palabras se entrelazan
en mis dedos
caen como gotas de crema a la mesa
en la que ahora
no hay platos, ni vasos, ni cuchillos
observo
decido que
mejor deberían caer en tinta
y no hay nada.
II
me declaro exorcizada ahora de ironías
como si mi nombre fuera amor
III
y ahora así
sin palabras, ni libros, ni nada.
con la alucinación de aquél que corre
tras el cheque obtenido de la factura
de su vida y que piensa gastárselo
solo en chocolates y grillos
para alimentar su gran hambruna bífida.
extinguir la inmoralidad con un golpe certero de dardos
y que ahora el sexo sólo sea un campo
en documentos por llenar.
IV
no quiero ser árbol, ni piedra, ni calle
V
hace falta luz en mi ciudad aunque a oscuras se modelan
el rostro perfecto y los bíceps gigantes
faltan perros que encuentren el gozo
infinito en un hueso
ya roído por tres anteriores
VI
saldré a rozarme los labios
al balcón de esta casa de un piso
con el eterno cigarro
y el humo sentir
que recorre el gaznate
VII
me limpio las nalgas con una gran hoja de poesía
al mismo tiempo que nado en charcos
y monto búfalos en nubes
VIII
soltar la soga que detiene
todas las aberraciones de este teatrito de guiñol.
rezarle al hashish
IX
lo inútil de aferrarme como niño
al globo que se ha escapado
en vuelo hacia el cielo