De muertes absurdas.
Le pegaba con todas mis fuerzas, pero sobre todo con todas mis ganas.Cuando dirigió su mirada hacia mi(pidiendo quizás clemencia, quizás compasión) azote mas fuerte sin temor a la muerte sin temor de convertirme en Dios, Diosa, Omnipotente. Observe como su sexo con cada golpe daba un pequeño rebote que me causaba gracia.
Llego un momento en que considere que debía parar, sin embargo adoro reírme.
Llego un momento en que considere que debía parar, sin embargo adoro reírme.
2 Comments:
Reirte... escucho esa risa, nada sencilla, nada inocente, pero no lo dices, lo imagino...
Ahora bien, la víctima es tan sumisa que no halla su voz entre tus golpes, y tu vista fíjamente concentrada en ese punto...
Déjalo escapar niña, jajaja
comparto con -Chimico- debe set demasiado sumisa y la que da golpes demasiado perversa, pero que rico
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